Estudiar piano es una actividad que necesita una dedicación mínima y una constancia. Si has decidido aprender a tocar el piano o ya lo estás haciendo, deberás tener en cuenta que, sin ese tiempo mínimo, no vas a poder avanzar.
Pero claro, antes de empezar, ese tiempo ya lo estás ocupando en otras cosas, así que es importante que veas qué vas a dejar de hacer para dedicar ese tiempo al piano.
La falta de regularidad en el estudio es uno de los factores que más influye en el fracaso de un estudiante de piano. Si dejas que pasen varios días entre una sesión de estudio y la siguiente, lo que suele suceder es que ya no recuerdas casi nada de lo que aprendiste el último día. Y, por lo tanto, tienes que volver a estudiarlo. Luego pasan varios días más hasta que vuelves a estudiar, y vuelves a tener la misma situación: has olvidado lo que aprendiste el último día.
Entonces te cuestionas si tienes muy mala memoria, si te faltan cualidades para aprender, si lo que estás aprendiendo es muy difícil, si avanzas muy poco, si eres demasiado mayor para para aprender, etc. etc. Y de lo que no te das cuenta es que lo único que te pasa es que no estudias con regularidad. Nada más (y nada menos).
Así que no te confundas. La realidad es muy terca. Si no estudias con regularidad, no vas a aprender a tocar el piano. Te lo aseguro.
Si todavía no lo has hecho, busca (y encuentra) cuándo vas a estudiar. Qué días, a qué horas y durante cuánto tiempo vas a estudiar cada semana. Apúntalo en un papel y chequea semana a semana si lo vas haciendo o no.
Lo mínimo que debería estudiar es 30 minutos al día, 5 días a la semana. Si algún día no puedes estudiar, recupéralo otro día. Si lo haces así verás que todos los problemas que he mencionado antes se reducirán de forma muy significativa.
En resumen, cuando tengas algún problema en tu estudio, lo primero que debes cuestionarte es si estás estudiando suficiente y con la suficiente regularidad. Y si no lo haces, es lo primero que debes abordar.
Y recuérdalo. Si no estudias, no aprendes.