La idea de encontrar una partitura y empezar a aprenderla es muy atractiva e ilusionante pero, ten mucho cuidado, porque si no eliges adecuadamente lo que vas a tocar, puede ser que se convierta en un dolor de cabeza más que en un aprendizaje del que disfrutar.
En mi opinión, la incorrecta elección de una partitura para aprender es una de las mayores causas de frustración y desilusión de un estudiante de piano.
En muchas ocasiones elegimos las partituras a la ligera, sin apenas pensar, porque nos hemos encaprichado de la pieza y queremos tocarla. Y no nos paramos un momento a pensar si podemos llegar a tocarla bien o no. Y en caso afirmativo, cuánto esfuerzo nos costará.
Vamos a ver cómo, un breve análisis de la partitura nos va a clarificar si la partitura es para nosotros o no. Fundamentalmente, lo que tenemos que averiguar es si tenemos un nivel técnico suficiente para poder tocar la partitura que hemos elegido. También tendremos en cuenta lo fácil o difícil que puede ser la memorización y lo larga que sea la partitura.
Sobre el nivel técnico, a simple vista podremos distinguir los pasajes más fáciles de los más difíciles. Es muy común que el nivel de dificultad de una pieza sea mucho más bajo al principio que al final, así que prestaremos especial atención a la parte final.
En este ejemplo. En un rápido vistazo podemos ver algunas dificultades. Ya en la primera línea tiene 11 contra 6, y en la segunda, 22, contra 12. Tendremos que ver si tenemos suficiente nivel para superar estas dificultades.
Tempo y figuras
Como norma general, cuanto más lento sea el tempo, más fácil será tocar la partitura. Fíjate no sólo en el tempo sino también en las figuras. Por ejemplo, en Alla Turca, vemos que tiene un tempo Allegretto (96-112 bpm) y muchas semicorcheas. La combinación de esto nos da en torno a las 400 teclas pulsadas por minuto, una velocidad que muchos pianistas de nivel medio no pueden tocar con precisión.
Número de voces
Otro aspecto a tener en cuenta es el número de voces o líneas melódicas. Cuantas más tenga, más difícil será tocarlas. En el siguiente ejemplo, de esta sarabanda de Haendel, vemos que las figuras son blancas y negras (fácil), pero la dificultad está en que hay 4 voces y se necesita un cierto nivel para tocarlas con claridad y que se distingan bien unas voces de otras.
Ritmos
También es importante mirar los ritmos. Cuanto más estables sean los ritmos, más fáciles. Compara, por ejemplo, el ritmo de estos dos ejemplos: el primero tiene trinos, síncopas, tresillos, fusas, etc. que harán que sólo el hecho de encajar cada nota en su sitio, ya te lleve bastante esfuerzo. En cambio, en el segundo ejemplo, lo más complicado que tiene son las negras con puntillo, infinitamente más fácil que el primero.
Si tienes dudas sobre si podrás tocar un pasaje determinado, empieza a aprender la partitura por ese pasaje. Así resolverás tu duda lo antes posible.
Saltos
Los movimientos laterales de brazos que vamos a tener que hacer, también van a influir en la dificultad de la pieza. A mayores saltos, más dificultad. Los saltos se identifican fácilmente en la partitura. Fíjate en el siguiente ejemplo, qué bien se identifican los saltos que da la mano izquierda.
Resumen
Por supuesto que hay más factores que afectan a la dificultad de una partitura pero, sólo centrándonos en estos cuatro, nos haremos una muy buena idea sobre si la partitura que queremos tocar es de nuestro nivel o no.
Y mi recomendación final. Si la partitura es de nivel superior al tuyo, no la empieces. Esperate un tiempo a conseguir el nivel de la partitura y entonces podrás aprenderla perfectamente y, además, podrás conseguir hacer buenas interpretaciones.